martes, 15 de marzo de 2011

A modo de bienvenida; Nadie me cierra la boca

    Seamos realistas, ínfimo será el número de personas que hoy leerá la primera entrada de este blog por más que me empeñe en publicarlo y registrarlo en multitud de directorios. Ínfimo, también será hoy, el número de personas capaces de juzgarme por lo que aquí piense y escriba. ¿Por qué necesito ser leída por un número significativo de personas? Mi labor no va precisamente destinada a las grandes multitudes si no a aquellos lectores de calidad que divisan más allá de lo que sus propios ojos ven.
Escribo por mera afición, pasatiempo o diversión. Me gusta buscar “los tres pies al gato”, permanecer siempre al tanto de lo sucedido. Por eso, este blog no consistirá en otra cosa que no sea involucrarme, de cierto modo, en los “temas calientes” del momento, preocupándome por lo que sucede, por  lo que habla el mundo que nos envuelve que en ocasiones puede parecer interesante y en otras, algo que no dista mucho de la necedad y el improperio. ¿Qué fácil  resulta expresarnos vía Internet, verdad?
Permítame, usted, querido lector, transferirle mi visión particular del mundo, esa que escapa de lo más recóndito de mi conciencia, esa que percibo a través del entorno que me rodea, esa que se encuentra condicionada por una serie de factores de los que se me hace imposible escapar.
No estoy dispuesta a que nadie me cierre la boca, hoy nace “¿De qué habla el mundo?”.

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